Autor: Mariana Chiza
Aunque la Biblia sea el libro más vendido del mundo, no quiere decir que sea el más leído, aunque las cifras siempre lo ubican entre los primeros. Entre los pasajes de este libro, uno que comúnmente usamos es: "el tiempo de Dios es perfecto". Y sí, el tiempo de Dios es perfecto, pero Dios es eterno y nosotros no. Es decir, y aquí cabe otra frase que por cierto no está en la Biblia: "No dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy". El tiempo no nos pertenece, y hay que saber aprovecharlo.
El momento es ahora.
Hay una frase lapidaria que muchas veces usamos: "todavía no es el momento". Lamentablemente, la seguimos repitiendo y repitiendo esperando que llegue ese momento ideal, perfecto, el indicado momento que nos permita actuar.
La vida es una montaña rusa. Muchas veces cuando tenemos dinero, no tenemos salud o cuando tenemos salud, no tenemos dinero. Cuando tenemos juventud, no tenemos experiencia y cuando tenemos experiencia, no tenemos energía. Y en ese vaivén, el tiempo pasa inexorablemente atentando contra lo que soñamos, y lo peor, es que muchas veces pasa sin ver acción de nuestra parte.
El 23 de febrero de 1839, Carlos Goodyear creó la base de lo que es hoy en día la industria de los neumáticos. ¿Saben dónde comenzó a hacer sus ensayos para conseguir tal invento?, en la cárcel, donde estuvo por no poder pagar sus deudas. El encierro no lo amilanó, el pesar no lo detuvo. No dijo: "no es el momento. Mejor espero a salir en libertad y una vez en mi casa, me pongo a probar". ¡No! En medio de un ambiente tan hostil como la cárcel, tras barrotes, limitado por las restricciones y las enemistades propias de un sitio de reclusión, dijo: "este es el momento".
Luis Pasteur, también es otro ejemplo. Padre de la microbiología y de la pasteurización, no dijo "voy a reponerme primero de la muerte de mis tres hijos, y después intento los experimentos para saber qué pudo haberlos matado". ¡No! Siguió sin parar, sin decir "voy a esperar mi momento". Básicamente, la tragedia familiar fue el marco de su lucha para trabajar. No se entregó al dolor lamentando su suerte, sino que se enfrentó a sus miedos y nefastas circunstancias.
Como dice el poeta argentino Malinowski:
"Ahora es el momento de hacer lo que más quieres. No esperes al lunes, ni esperes a mañana. Que no aumente en ti la caravana de sueños pisoteados. Ya no esperes. No reprimas por miedo o cobardía. No postergues la vida con más muerte, y no esperes más nada de la suerte que no hay más que tu tesón y tu energía... Y para que todo resulte a tu manera, redacta para ti mismo tu norma y convierte tu otoño en primavera".
Los dos ejemplos que compartimos, retratan seres humanos como tú y como yo que también sentían miedo, que también sentían dudas, pero que a pesar de ellas dieron el paso cuando debieron darlo sin esperar circunstancias excepcionales, sin esperar el "momento perfecto".
Revisemos hasta qué punto la frase: "todavía no", está dejando una estela de sueños vencidos. No pospongamos las cosas en espera de un tiempo perfecto, ideal, sin trabas, porque ese momento tal vez nunca llegará. Siempre habrá motivos para detenernos. Siempre habrá razones para un "todavía no", pero debemos sobreponernos a ellas, y hacer de nuestro momento, el momento perfecto.